domingo, 11 de septiembre de 2011

Un tomo de Kierkegaard editado por Gredos



Decidirse o no decidirse es el problema

Kierkegaard



El filósofo danés Søren Kierkegaard (1813-1855) fue un hombre extraño y heterodoxo, tanto como sus múltiples y singulares escritos. Agudo pensador de las contradicciones y paradojas de la existencia, publicó párrafos tan alucinantes como éste de Diapsálmata: “Si te casas, te arrepentirás; si no te casas, también te arrepentirás. Te cases o no te cases, lo mismo te arrepentirás. Tanto si te casas como si no te casas, te arrepentirás igualmente…”  Y prosigue: “Si te ahorcas, te pesará; si no te ahorcas, también te pesará. Te ahorques o no te ahorques, lo mismo te pesará”.
Hombre célibe, reflexionó sobre asuntos tan cruciales como la ética y la estética del matrimonio después de romper con su única novia —y el gran amor de su vida— para dedicarse de lleno al pensamiento y la escritura. Estudiante de filosofía y teología, de joven cayó en las redes del hegelianismo, aunque luego se convirtió en uno de sus críticos más severos. Sostuvo que los grandes sistemas filosóficos nada aportan al individuo concreto, al “existente individual” que somos cada uno de nosotros; y que la filosofía deberá ocuparse del ser humano de carne y hueso y de sus temores en lugar de elucubrar sobre el inasible más allá. Alegó que el inicio del filosofar no se inspiró en la “admiración” que provocaba el mundo, tal y como afirmaran Platón y Aristóteles; ni tampoco, en la “duda” de Descartes; el punto de partida de la filosofía fue, en cambio, la “desesperación”: ya que desesperante y exasperante es la existencia. El hombre, inmerso en un mar de preguntas y sometido a una constante toma de decisiones en su vivir cotidiano, se angustia y desespera; tales son sus profundas raíces. Para liberarse de la angustia hay que elegir; de manera que cada cual se ve obligado a optar entre ser buen cristiano o no serlo; cumplir con el deber de probo ciudadano o aislarse; actuar como un Don Juan seductor o asumir el responsable papel de fiel cabeza de familia.
El padre de Kierkegaard, un comerciante severo, adusto y beato, no se llevó bien con su filosófico hijo y le lanzó una maldición que lo condicionó de por vida. La tormentosa relación con su progenitor provocó en el vástago conflictos íntimos que, agudizados por una desmesurada afición a pensar nacida de su cerebralidad y de su nórdica melancolía, lo condujeron a llevar una vida de polemista, literaria y erudita. Irónico y descreído, torturado por las dudas suscitadas por lo uno o lo otro, él mismo necesitado de voluntad para decidir y obrar, Kierkegaard gustó de enmascararse tras diversas personalidades ficticias y usar pseudónimos, a fin de expresar con libertad la profusión de ideas —siempre opuestas— que lo asaltaban; “Víctor eremita” o “Johannes Climacus” fueron los más conocidos y con ellos firmó algunos de los escritos que reúne el magnífico tomo que reseñamos.
Con un bien trabado estudio introductorio que lo inicia, el volumen contiene textos menos conocidos que el emblemático Temor y temblor que cierra el libro, crucial para entender la parte más seria del pensamiento de Kierkegaard. Dichos textos son de otro tenor y sorprenden por su amenidad y apasionada ironía. En los Diapsálmata hallamos parábolas y pequeñas joyas literarias dignas de Kafka —quien leyó a Kierkegaard con devoción—. Los ensayos sobre Mozart y su Don Giovanni dan paso a las suculentas reflexiones sobre el matrimonio, sin parangón en la historia de la filosofía.
Siempre a vueltas con lo erótico y lo estético, lo fugaz y lo vano, en oposición al deber ser; con lo estable y la probidad, las inquietudes de Kierkegaard apuntaron a definir cómo vivir de la mejor manera posible. Y vivir bien para él consistía en actuar encarando las “decisiones” que debemos tomar si deseamos superar las pruebas a las que nos somete la existencia. “La decisión entraña la necesidad de la perseverancia que resuena a través de lo fugaz y evanescente”, escribió. Obsesionado con la finitud y la libertad, base de toda decisión consciente y adulta, Kierkegaard sembró la semilla del existencialismo moderno (Jaspers, Heidegger, Sartre). Leerlo hoy es estimulante, y más en este elegante volumen.


Kierkegaard, varias obras

1 comentario:

revue l'autre coté dijo...

Holà,

Soy francesa y directora de la publicación de una revista que se llama L'Autre Côté (http://www.revuelautrecote.com/numéro-1/).
Estoy muy interesada par su libro sobre Martin Heidegger : estoy preparando el numero 3 de la revista que será sobre Heidegger (una critica de su influencia en Francia, sobre todo) y quisiera hablar de su libro. Ademas, estoy leendo el bueno pamphlet de Sebreli, El Olvido de la razon, que cita su libro y estoy muy curiosa de leerlo.
Puede enviarme su correo electronico ?
El mio es el siguiente : revuelautrecote@gmail.com
Muchas gracias.